A estas alturas de la película ya os habréis dado cuenta de que me encanta el dulce.
La comida salada me gusta tanto o más, pero el dulce es como un vicio confesable para mí.
Creo que el motivo es que prácticamente no como nada dulce en mi día a día, porque intento llevar una dieta sana y el azúcar en general me engorda con solo mirarlo.
Pero para todo hay excepciones. Como sabéis, esta semana en realidad no estoy en Bilbao, sino que estoy viajando por un destino lleno de días de sol y paisajes de mar.
Por ello, esta entrada la preparé hace unos días antes de irme y con la idea en la cabeza de los helados que me iba a comer allí, mientras caminaba y disfrutaba de los distintos paisajes…
A mi vuelta os contaré si de verdad lo he podido hacer… ¡Qué ganas!
Vigilad mi Instagram que si tengo Internet es probable que ya podáis verme comiéndome uno de estos… Ñamm!!!
Y por último…
Una pista de dónde estoy. ¿Lo adivináis? :)
¡Feliz fin de semana tornis! ¡Gracias por estar ahí!
Imágenes vía Pinterest.