¡Hola tornis! Llegamos al viernes con una vivienda recién reformada, por el arquitecto catalán Sergi Pons, en el barrio de Les Corts, en Barcelona.
La propietaria es Yuna, una joven japonesa afincada en la ciudad, y sus dos gatos. Ella buscaba una casa diáfana, luminosa, cómoda y práctica. Por ello, lo primero que se decidió hacer fue derribar todos los tabiques que llenaban la vivienda de pasillos y “habitaciones sin sentido”.
La vivienda, con una distribución en forma de L, se encuentra en un edificio del siglo XIX, del cual se ha decidido conservar sus elementos originales más característicos: las bóvedas catalanas, las vigas de madera, el muro de mampostería y las carpinterías.
Además, se ha creado un cubo blanco en el espacio central de la vivienda, que genera los elementos de privacidad necesarios en un loft de estas características.
La vivienda mantiene su continuidad, de un extremo al otro de la casa, con pequeñas intervenciones y decisiones: colocar espejos, no cambiar de pavimento, dejar un espacio libre sobre el cubo central y crear una abertura en una de las paredes del baño. De este modo se consiguen los propósitos de llevar la luz natural a cada rincón y garantizar una correcta ventilación de cada espacio.
Vía: diarioDESIGN. Arquitecto: Sergi Pons. Imágenes: Adrià Goula.
Qué guay, qué pasada de sitio. Me encanta!
¿Verdad? ¡Es muy chulo! Me alegra que te guste :)
Me encanta el juego entre los elementos originales y la nueva solución :)
¡Me alegra que te guste, está muy bien resuelto!
Una buena solución. Los cubos y elementos blancos restan pesadez al inmenso muro maestro de mampostería, que puede agobiar en un espacio más bien estrecho.
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