Monodosis de diseño V – Cenicero Copenhague

Parece mentira que un cenicero de plástico diseñado en 1966 pueda trascender en la historia. Pocas personas ajenas al mundo del diseño se habrán detenido en prestarle atención, pero para nosotros, el Cenicero Copenhage de André Ricard es un gran ejemplo de lo que llamamos «buen diseño»: un producto atemporal que nació para solucionar problemas, mejorando un objeto que ya existía.

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Hasta que llegó este modelo, los ceniceros eran planos, de poca capacidad, se veían las colillas, los cigarros quedaban sueltos y al menor soplo de aire las cenizas salían volando.

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Para mejorarlo, André Ricard propuso, según palabras textuales, «un cilindro de plástico ignífugo lo bastante profundo para evitar que las cenizas se esparzan y a la vez ocultar las colillas en el fondo, un entalle en el borde para sujetar con firmeza el cigarrillo y una emergente columna central en la que apagar las colillas.» Además, es ligero y apilable y casi 60 años después sigue funcionando sin que el paso del tiempo le afecte. Visto lo visto, creo que lo único que le puede hacer desaparecer es que por fin, algún día, se deje de fumar.

2 Respuestas a “Monodosis de diseño V – Cenicero Copenhague

  1. Ya no fumo….pero cuantas veces me ha acompañado este cenicero….ni se !!

  2. Yo también lo tengo. Y tampoco fumo! ;)

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