Probablemente el diseñador, arquitecto y carpintero Gerrit Rietveld (Utrecht, 1888 – Países Bajos 1964) ha sido uno de los profesionales que más ha caminado en la frontera entre todas esas profesiones y el arte.
Su historia multidisciplinar es apasionante. Hijo de ebanista, a los 30 años puso en marcha su fábrica de muebles, mientras terminaba la carrera de arquitectura. Un año antes, en 1917, diseño una de sus piezas más icónicas: la silla Red Blue, que sufrió numerosas variaciones. En un principio la acabó en madera natural, luego la pintó con la paleta de colores primarios del movimiento de arte De Stijl: negro, gris y blanco para finalmente, terminar pintándola como la conocemos hoy, gracias a la influencia de las las pinturas de Piet Mondrian.
Este diseño, de formas simples, fue ideado para ser fabricado en serie. Actualmente, es valorada hasta el punto de estar expuesta en el MOMA de Nueva York.