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Dukes Coffee Roasters, una cafetería sostenible

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¡Buenas tardes! Hoy terminamos la tarde visitando la cafetería Dukes Coffee Roasters. Situada en Melbourne, se trata de uno de los últimos proyectos de Chris Connell Design.

Dukes Coffee Roasters (5)

Esta podría ser una cafetería más entre otras muchas, pero la verdad es que lo que la convierte en un negocio muy especial es su compromiso con el medio ambiente y con la creación de una sociedad sostenible y comprometida con los patrimonios de la ciudad.

Dukes Coffee Roasters (4)

Así, todos los materiales empleados en el interiorismo son reciclados o restaurados. El diseño es simple y la estética atemporal, aunque se distingue una influencia de las cafeterías de los años 50 y 60, con ese interior cálido y sofisticado.

Dukes Coffee Roasters (2)

Por citar algunas de las muchas medidas tomadas: la madera empleada en las carpinterías y revestimientos procede de una antigua tienda de lanas, las tazas de café están hechas por un alfarero local. El expositor de cristal es un viejo mueble restaurado, el pavimento está formado por antiguos azulejos belgas, toda la iluminación es de bajo consumo, la pintura es ecológica y todos los envases son reutilizables y biodegradables, con la intención de minimizar su impacto sobre el medio ambiente. Un buen ejemplo a tener en cuenta… ¿No os parece?

Dukes Coffee Roasters (3)

Imágenes © Gorta Yuuki. Vía: Share Design.

The Reverse Graffiti Project

The Reverse Graffiti Project es un original y creativo trabajo que está realizando el artista Paul “Moose” Curtis con la colaboración de Green Works, una empresa de productos de limpieza respetuosos con el medio ambiente.

El túnel de Broadway de San Francisco tiene más de 50 años y sus paredes están ennegrecidas por la contaminación, debido al enorme volumen de tráfico que soporta. Utilizando plantillas, Paul “Moose” Curtis está limpiando de manera selectiva estas paredes, creando imágenes que se relacionan con la naturaleza y con un pensamiento más ecológico.

Vía: Me lo contó destornillador, vía Pixel y Dixel

Apaga la luz, por favor…

Para algunos puede resultar contradictorio pedir al planeta entero que apague sus luces, cuando soy yo la primera que trabajo en la industria de la iluminación. Pero es así, necesario e ineludible. Como también lo es que profesionales de este sector conciencien a la sociedad de que es posible realizar un consumo responsable y sostenible, donde hay cabida no sólo a las famosas bombillas ECO, sino que también a la tecnología LED, a un buen estudio de usos, a los sensores lumínicos, y un sin fin de nuevas tecnologías que nos ayudan a regular el uso y el consumo de la luz.

Pues bien, volviendo al tema, anoche hubo una hora menos en nuestros relojes y también una hora sin luces. O con menos luces, al menos. Miles de ciudades de 120 países se sumaron ayer a la Hora del Planeta, un apagón voluntario de una hora para concienciar sobre el cambio climático y exigir a los políticos más acción al respecto. La organización ecologista WWF, promotora de la iniciativa, quería lograr que apagasen la luz 1.000 millones de personas en todo el planeta. Yo las apagué.

La Ciudad Prohibida de China, la Torre Eiffel de París, el Big Ben de Londres o la Fontana de Trevi de Roma se sumaron a la iniciativa de apagar las luces una hora a partir de las 20.30 hora local de cada país. En España, la fuente de Cibeles de Madrid, la torre Agbar de Barcelona, la Giralda de Sevilla, el Guggenheim de Bilbao y otros edificios públicos de 165 ciudades del país se sumaron a la convocatoria.

Bajo el lema «Apagar la luz para encender el planeta«, la campaña pretendió dar a los ciudadanos una forma de mostrar a los gobiernos que, a pesar del insuficiente acuerdo de Copenhague, quieren luchar contra el cambio climático, según WWF. «Hay un gran sentimiento de frustración respecto a lo que los políticos están haciendo por el cambio climático«, explicaba a Reuters el activista de WWF Andy Ridley , cofundador de la campaña.

Y sí, está claro que la mayoría de la culpa reside en esa minoría con el poder, incapaz de tomar decisiones y actuar. Pero tampoco nos quedemos ahí, no nos escudemos en este tipo de excusas, porque individualmente, con una conciencia sostenible y (como siempre) una buena educación, también podemos actuar, a nuestra manera, en una pequeña escala, pero igual de importante. Y es que yo todavía recuerdo como, hace años, mis padres me perseguían por la casa diciéndome que apagara las luces, y mira tú por dónde, esa lección hace tiempo que yo ya la aprendí.