¡Buenos días! Después de varias semanas de parón por fin retomo el blog. Como muchos ya sabéis, he estado de viaje en Estocolmo y en Copenhague y mi vuelta ha resultado ser un caos de trabajo y contratiempos, con un virus que me ha tenido sin ordenador dos semanas incluido… ¡Qué rabia da!
El caso es que llevo bastantes días con ganas de enseñaros algunos de mis descubrimientos en las capitales de Suecia y Dinamarca y hoy comienzo con el animado mercado Torvehallerne KBH en Copenhague.
Este mercado de abastos se encuentra al lado de la estación Nørreport y tiene dos pabellones idénticos de vidrio y acero, llenos de puestos de comida en los que se puede comprar de todo: hierbas aromáticas, cervezas artesanas, mariscos, café recién molido, comida orgánica tan de moda allí y los típicos platos preparados daneses como son los smørrebrød, unas tostadas de pan negro con todo tipo de aderezos, o un sinfín de tartas y dulces de olores y sabores deliciosos.
En la parte central exterior, entre ambos pabellones, se encuentran los coloridos puestos de frutas y verduras y los de flores y plantas, como el de Kaktus København, una maravillosa tienda que os enseñé hace tiempo en esta entrada. Paseando sin rumbo por el barrio de Nørrebro me crucé con ella y la reconocí y no os imagináis la ilusión que me hizo verla. El caso es que en este mercado tiene su propia zona de venta, adicional a la tienda física, y al verla me dio ganas de llenar la maleta de suculentas de todos los tamaños y formas.
Al lado de estos puestos exteriores también hay una zona de comida para llevar, puestos de bebidas y mesas corridas donde sentarse al sol a almorzar. El ambiente es maravilloso. Familias, grupos de amigos y parejas disfrutando de una copa de vino, de una cerveza fresca e incluso de champán mientras se degusta todo tipo de delicias compradas previamente en los diferentes puestos del mercado. Precisamente eso fue lo que hicimos nosotros. Llegamos al mercado desfallecidos, con casi 30 grados de temperatura y con el desayuno en los pies después de tantas horas caminando. ¡Sentarnos allí a comer y beber nos pareció el mismísimo paraíso!
Imágenes © Begoña Lumbreras / El tornillo que te falta