
¡Buenas tardes! Como ya os avancé ayer por Facebook, hoy os traigo un proyecto que, según mi punto de vista, es simplemente espectacular.

Es una casona medieval de piedra, reconvertida en vivienda unifamiliar, situada en la bonita Provenza francesa.

Imaginaros, por un momento, tener una casa así…

Me veo nadando en esa piscina a primera hora de la mañana, leyendo en esas tumbonas, organizando cenas al caer la tarde en este comedor exterior…

Como suele ocurrir en estos casos, al comienzo del proyecto, esta vivienda era una construcción ruinosa al pié de las murallas de un pequeño pueblo, cerca de Avignon.


Así que, como os podéis imaginar, el trabajo de reconstrucción, restauración y conservación fue largo y minucioso.


Para llevar a cabo todo este proyecto, los dueños confiaron, con gran acierto, en el arquitecto de interiores belga Mark Mertens, de am designs.


Su principal propósito ha sido respetar la arquitectura existente, para resaltar su belleza original y conservar el legado histórico.


Esto les ha obligado a realizar una búsqueda minuciosa de materiales nobles y piezas originales, a restaurar y rehabilitar todo lo aprovechable y a fabricar el resto, siguiendo los procesos tradicionales de los carpinteros, orfebres y demás artesanos expertos de la zona.


Pero este respeto por la historia y los materiales no condiciona la comodidad y funcionalidad de la vivienda.


Y para eso Mark ha sido un maestro: integrando la iluminación, tanto directa como indirecta, diseñando mobiliario a medida, colocando domótica, integrando las televisiones, escondiendo el aire acondicionado tras unas rejillas situadas en el yeso,…

Un trabajo cuidado al detalle, que se aprecia tanto en el interior como en el exterior de la vivienda. Cada piedra y azulejo, cada viga y carpintería, cada manilla o grifería, cada mueble o luminaria, todo tiene una coherencia, un respeto, una utilidad y un equilibrio excepcionales.

Imágenes: Pierrick Verny. Vía: Côté Maison.